Elementos. Renio (I).

Desde que Mendeléyev ordenara los elementos en la tabla periódica (y después se retocaron, entre otros por Alfred Werner) tenemos accesibilidad a muchas de las características de todos los elementos conocidos. La verdad es que son bastantes, aunque si hace mil años le preguntaras a un pensador cuántos elementos creía que hubiera seguramente habría estimado muchos más de los que finalmente son. Visto lo visto, tal como la naturaleza se muestra, parece lógico, y la verdad es que la combinación de dichos elementos es gigantesca, uno de los puntos fuertes de mi fascinación por los materiales.

El Renio (Re, Z=75) fue uno de los últimos elementos descubiertos (aunque fue predicho por el citado Mendeléyev). Para qué engañarnos, es un elemento raro, el número 77 por abundancia en la corteza terrestre. Es un metal, concretamente un metal de transición, que básicamente significa que sus electrones no consiguen llenar totalmente una de sus capas características (la d). Además de ser raro, como suele ocurrir, este elemento no se encuentra por ahí suelto, sino que hay que extraerlo de otros minerales, su mena principal es la molibdenita (MoS2). Como finalmente se comprobó que existía por unos alemanes en 1925, decidieron darle un nombre que recordara al enorme río Rihn (cada cual tirando para su casa).



Sus propiedades más destacables son su altísima temperatura de fusión (de sólido se convierte a líquido) a unos 3186ºC, su altísima densidad, buena resistencia a la corrosión (desgaste debido a otros elementos que le rodeen) o alta dureza.

Su apariencia es plateada y su forma más común es en polvo, aunque se le puede sinterizar (calentar sin llegar a la temperatura de fusión para hacerlo más compacto). La estructura se su celda unidad, una de las propiedades más importantes para estudiar los materiales, es de forma hexagonal. Además es un material bastante tóxico, así que por la parte que nos toca mejor que no abunde en la corteza, aunque al ser tan poco abundante su precio se dispara, si aún así nuestro deseo es hacernos con un buen saco de renio, su mayor reserva está en Chile.


Y, ¿para qué podemos usar el renio? Pues uno de sus principales usos dejará de existir en unas décadas, el refinamiento de petróleo para conseguir que sea gasolina sin plomo de muchos octanos (mayor calidad). Otra de sus aplicaciones son los motores de aviones, que a menudo soportan grandes temperaturas y han de ser muy resistentes. Otro  uso es introducirlo en superaleaciones de níquel (superaleaciones son aleaciones o mezclas de varios elementos con unas propiedades mecánicas extremas). En la ciencia también lo encontramos en los DAC (Diamond Anvil Cell: célula yunque de diamante) que son dispositivos para estudiar presiones muy altas (llegando a los 300 gigapascales), o en aleaciones de renio-molibdeno que son superconductoras (conducen la electricidad sin resistencia) a unos 10 K (cerca de la temperatura más baja posible).

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